viernes, 12 de febrero de 2010

PERSEVERANCIA

El que persevera triunfa, es una frase muy conocida por todos. También alguien ha dicho que la perseverancia es la virtud por la que todas las otras virtudes dan su fruto.

La perseverancia es un valor, una fuerza interior que nos impide darnos por vencidos cuando las cosas no salen como esperamos, cuando la vida da un giro inesperado o cuando nuestras metas no son alcanzables a corto plazo.
Ser perseverantes no es tarea fácil. La perseverancia necesariamente debe aliarse con la fe en nuestras capacidades, con la pasión interior como motor impulsor de nuestro esfuerzo, con la planificación acertada y conciente de lo que deseamos lograr y con la fuerza de voluntad, que es el escudo para protegernos de los obstáculos que encontramos en nuestro andar. Otros ingredientes de la perseverancia son el compromiso, la valentía, la disciplina y la responsabilidad.

La perseverancia se ejercita diariamente venciendo las dudas, venciendo la pereza y dejando a un lado la costumbre de postergar lo que tenemos que hacer. Perseverar requiere de un esfuerzo continuo. Esto no significa que evitemos tomarnos un descanso entre un esfuerzo y otro; ni siquiera significa que no nos demos la oportunidad de deternernos un tiempo cuando nos sintamos algo vencidos, para reflexionar y recuperar fuerzas.

Hay una frase de Facundo Cabral que me gusta recordar cuando estoy desanimada. Dice Facundo que “está permitido que te caigas pero no que te quedes en el suelo”. Pienso que para levantarnos podemos echamos mano de la fortaleza del carácter, de la voluntad, de la pasión que generan dentro de nosotros los sueños… de la perseverancia.

La perseverancia es invertir nuestro esfuerzo en lograr una meta y fortalecernos interiormente para tener la capacidad de buscar buenas soluciones a las dificultades que se nos presenten en el trayecto a esa meta.

Es importante mostrarnos dispuestos a perseverar y no olvidar que enseñamos a otros con nuestro ejemplo. Mostrar paciencia, manejar las dificultades con serenidad, vencer las frustraciones con una buena dosis de alegría, ser constantes en nuestro esfuerzo por conseguir un objetivo, terminar lo que empezamos, son ejemplos que podemos ofrecer en nuestro diario vivir a los hijos. Son buenos ejemplos de perseverancia.

Practicar la perseverancia y enseñarla a nuestros hijos puede proporcionarnos y proporcionarles grandes satisfacciones, vencer obstáculos y lograr nuestras metas es algo muy gratificante, sobre todo porque siempre valdrá la pena luchar por nuestros sueños.

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