sábado, 21 de noviembre de 2009

Estar concientes de nuestra valía

Esto es fundamental para sentirnos felices y contribuir a la felicidad de los demás, especialmente a la felicidad de nuestra familia. Y esa valía la descubrimos cuando somos capaces de tomar -con responsabilidad- las riendas de nuestra vida, sabiendo que todo lo que atraemos en alguna manera es producto de nuestros pensamientos y actitudes, de muchos de nuestros paradigmas, a veces aprendidos a lo largo de las experiencias negativas que hemos vivido, otras veces absorbidos de nuestro entorno sin que siquiera nos demos cuenta. Hay que echar a un lado esos pensamientos negativos que nos surgen acerca de nosotros mismos, por errores que hemos cometido o por no haber recibido en algún momento la aceptación que esperabamos de otras personas.



Ser concientes de nuestra valía nos pone en el camino de poder descubrir la valía de los demás. Es necesario comenzar por aceptar que todos cometemos errores, que cada uno puede tener formas distintas de pensar y actuar, pero sin olvidar que todos tenemos valía, que somos distintos y eso nos hace especiales.

Te invito a reconocer en esas diferencias la fuente de la diversidad y del enriquecimiento interpersonal. No mires sólo tus defectos y los defectos de tus seres queridos. Es bueno tener presente que todos poseemos cualidades y limitaciones. Celebra tus logros, celebra los logros de tu gente, tu pareja, tus hijos. Alégrate de tus conquistas y las de ellos, aunque te parezcan pequeñas. Refuerza tu propia valía y motiva con eso a los miembros de tu familia a sentirse valiosos, seguros, independientes y responsables de sus vidas.